jueves, 14 de marzo de 2013

Patología de Oviducto. MVZ Carlos Cruz Ortega y MVZ Blanca R. Moreno Cardenti


III. Oviducto                   



Se le denomina aplasia segmentaria del oviducto o de los tubos uterinos, a aquellas alteraciones del desarrollo –subdesarrollo- o ausencia del mismo oviducto, en las que los ovarios generalmente son normales.

Esta anomalía es de rara presentación en la mayoría de los mamíferos domésticos, excepto en aquellos casos de freemartinismo y enfermedad de las novillas blancas en el ganado bovino; y de hermafroditismo en todas las especies domésticas.

Las causas de esta aplasia segmentaria son de tipo genético, relacionados con el efecto pleiotrópico del gen codominante del color blanco, en el caso de la enfermedad de las novillas blancas; o por el efecto de las hormonas producidas por el feto macho sobre el tracto reproductor del feto hembra, en el caso del freemartinismo en bovinos.

Este tipo de aplasia segmentaria ocurre más frecuentemente en el útero, cérvix y vagina que en el tubo uterino; y su efecto sobre la fertilidad de las hembras dependerá de si es uni o bilateral, y de su localización en el tracto reproductor.

El diagnóstico puede ser hecho por vagino-uterograma de contraste positivo realizado durante el estro, y laparotomia. No existe tratamiento, y aquellos animales que presentan esta anomalía deberán ser eliminados del mismo rebaño (Galina y Valencia, 2006; Hafez y Hafez, 2002; Trigo, 1998 Robinson y Huxtable, 1993; McEntee, 1990).


El hidrosálpinx se define como la acumulación de un fluido acuo­so, claro y fluctuante en el interior del oviducto, provocando la distensión, uniforme o irregular del mismo oviducto. Este fluido acuoso claro es producido normalmente por la propia mucosa del oviducto,  bajo la influencia esteroidea.

La acumulación de este líquido dentro del oviducto se debe a la falta de comunicación entre uno o ambos oviductos con el o los cuernos uterinos, lo que no permite el drenaje de este mismo fluido hacia el útero. Esta obstrucción puede tener una base congénita o inflamatoria. En el caso de que la causa sea de tipo congénito, la anomalía que se encuntra más relacionada es la aplasia segmentaria de los cuernos uterinos, siendo el mismo hidrosálpinx, secundario a esta misma anomalía (Galina y Valencia, 2006; Rooney y Robertson, 1996; McEntee, 1990).

En el caso de la obstrucción de tipo adquirida, la patología más frecuente es una inflamación infecciosa crónica, que se desarrolla a partir de una inflamación uterina coexistente, produciendo la dila­tación y estenosis de la luz oviductal, con el hidrosálpinx secundario a esta misma estenosis.

Como esta misma inflamación llega al oviducto de forma ascendente, las lesiones más severas y la obstrucción del mismo oviducto suelen situarse en o cerca del extremo uterino del tubo uterino. Histológicamente se observa una área quística multilocular extensa, que oblitera la luz del oviducto y, en algunos oviductos inflamados crónicamente, se observan infiltraciones de células mononucleares en su lámina pro­pia.

En el caso especifíco de los bovinos, la inflamación causante del hidrosálpix también tiene un origen parcialmente traumático debido a la manipulación del ovario (hemorragia por enucleación del cuerpo lúteo). También las adherencias entre los oviductos y sus órganos anexos (generalmente el ovario, con obliteración parcial o total de la cavidad de la bolsa ovárica), producen una presión externa sobre el oviducto, obstruyendo su lumen y provocando al hidrosálpinx (England, 2005; McGavin, Carlton y Zachary, 2001; McKinnon y Voss, 1993; Jubb, Kennedy y Palmer, 1985).


El mucosálpinx es menos común que el hidrosálpinx, e igualmente se presenta por las mismas causas congénitas (aplasia segmentaria), o adquiridas de tipo inflamatorio. La diferencia entre estas dos anormalidades es la acumulación de moco en lugar del fluido acuoso en el oviducto después de obstruida la luz del mismo.

En el caso de obstrucción de tipo adquirido, la inflamación crónica provoca una fusión de los pliegues de la mucosa del oviducto, o de tejido de granulación crónico, además de que no afecta uniformemente toda la longitud del oviducto; sino que en algunos segmentos la reacción puede ser más aguda o más avanzada, por lo que la obstrucción tiende a invo­lucrar a segmentos irregulares entre las porciones distendidas por el moco (Galina y Valencia, 2006; McGavin, Carlton y Zachary, 2001, McEntee, 1990; Jubb, Kennedy y Palmer, 1985). 



La salpingitis se define como la inflamación del tubo uterino u oviducto. La salpingitis purulenta se caracteriza por ser una inflamación de tipo agudo, con la acumulación de un exudado purulento, y la presencia de un infiltrado leucocitario en el oviducto. Entre los microorganismos causantes de la salpingitis purulenta se encuentran microorganismos como estreptococos, estafilococos, E. coli, y Actinomyces pyogenes.

La llegada de estas bacterias al oviducto se da por la vía ascendente proveniente del útero, y más rara vez, de alguna infección de tipo descendente (oforitis) o hematógeno metástasico; por esta razón se dice que la mayoría de las lesiones en los tubos uterinos es en otra parte incidental o secundario a lesiones en otros órganos del tracto reproductor.

También se ha comprobado que existe relación entre la presencia de un hidro y/o mucosálpinx en el tubo uterino para el desarrollo de un piosálpinx. Esto se explica por que el líquido o el moco acumulado en el oviducto, sirve como medio de cultivo para las bacterias que llegan al mismo oviducto por la vía descendente o hematógena metástasica  (McGavin, Carlton y Zachary, 2001; Jubb, Kennedy y Palmer, 1985).

Generalmente, las lesiones graves causadas por el piosálpinx son pocas, excepto quizás por alguna hiperemia y engrosamiento de la mucosa y cantidades pequeñas de exudado luminal. Aunque probablemente, incluso la inflamación más leve puede reducir la fertilidad del animal.

Microscópicamente, la inflamación se puede presentar de manera leve a severa y de aguda a crónica. Las lesiones leves tempranas son la pérdida de cilios y una descamación de las células epiteliales en las puntas de los pliegues de la mucosa. Cuando el cuadro inflamatorio se vuelve severo, la salpingitis envuelve otras partes de la mucosa y a veces hasta la capa muscular del órgano. Un exudado purulento está presente en el lumen y con el tiempo, las adherencias que se forman entre las áreas denudadas y la mucosa se tornan quísticas, se re-epitelizan, o son reemplazados por tejido de granulación.

Todo el espesor de la pared del oviducto está infil­trado por neutrófilos, linfocitos y células plasmáticas; acumulándose en la luz y en los quistes de la mucosa formados por las adherencias entre los pliegues epiteliales denudados. El epitelio sobreviviente se observará parcialmente escamoso. De manera frecuente el piosálpinx se acompaña de adherencias de la bolsa y peritonitis (Galina y Valencia, 2006; McEntee, 1990). 


La  salpingitis granulomatosa se caracteriza por ser una inflamación de curso crónico, con el desarrollo de granulomas en la luz del oviducto. Este tipo de salpingitis ocurre en todas las especies de mamíferos domésticos pero aparece con mayor frecuencia en el ganado bovino; siendo Brucella abortus y Mycobacterium bovis los agentes etiológicos, además de ser los que producen las lesiones más severas y frecuentemente secuelas.

La presentación de esta salpingitis granulomatosa en las vacas, también esta relacionada con infecciones uterinas que llegan al oviducto de forma ascendente, y más rara vez, por infecciones de tipo descendente o hematógena metástasica.

Este tipo de salpingitis se da con mayor frecuencia de la que se sospecha, y probablemente explique muchos casos de esterilidad en las hembras, caracterizados por cubriciones repetidas sin otros sig­nos manifiestos o anomalías palpables del tracto repro­ductor (Galina y Valencia, 2006; Trigo, 1998; McEntee, 1990; Gibbons, Catcott y Smithcors, 1984).

En el caso de la salpingitis granulomatosa producida por Mycobacterium bovis, existen tres vías de infección: la vía hematógena, a través del contacto de los oviductos con los órganos infectados de la cavidad abdominal, y por la vía coital; siendo esta úl­tima excepcional. Además existen dos formas anatómicas de lesión: la tuberculosis miliar y la tuberculosis caseosa difusa, existiendo otras formas de transición. De forma general se sabe que la lesión miliar es trasmitida por la vía hematógena, durante la fase inicial de la disemina­ción.

En la tuberculosis miliar, el oviducto tiene una aparien­cia externa normal; en etapas iniciales de la infección, y puede no ha­ber exudado en la luz del oviducto, pero a medida que estos granulomas se producen, agrandan y ulceran, se presentará un exudado amarillo purulento. Los granulomas son vi­sibles en forma de pocos o muchos nódulos en la muco­sa obstruyendo la luz del órgano, y mi­croscópicamente su estructura es típicamente tuberculoide.

La tuberculosis caseosa es debida a una tuberculosis peritoneal o metritis tuberculosa que ocasiona un engrosamiento y rigidez de los oviductos, con fluido serofibrinoso o puru­lento en su luz. La mucosa aparece engrosada, seca, extensamente caseosa con una reacción exudativa notoria e infiltración leucocítica extensa. El área caseificada suele estar demarcada por una zona de células epiteloides del tejido conectivo cir­cundante.

En el caso de la infección producida por B. abortus, esta ocasiona una obstrucción del oviducto como secuela. Esta obstrucción se debe por la unión de los pliegues de la mucosa del oviducto y el depósito de colágena cicatrizal, pudiéndose encontrar múltiples granulomas pequeños en la mucosa, además de que la inflamación favorece la formación de quistes tubo-ováricos y de la bolsa ovárica quística (Smith, 2002; Rebhun, 1995; Jubb, Kennedy y Palmer, 1985).
           
En la salpingitis granulomatosa por B. abortus, la llegada del microorganismo al oviducto se da por la vía hematógena, a través de los leucocitos que contienen a la bacteria en su interior, provenientes de los linfonodos donde se encuentra establecida la bacteria, o a través de la vía ascendente, a partir de una infección localizada en el útero.

Los granulomas en el oviducto son debidos a una reacción de hipersensibilidad tardía, que se manifiesta en la agregación y proliferación de los macrófagos, como un intento por evitar la diseminación de la infección en el animal

Los signos clínicos se limitan a la esterilidad del animal (anestro), a no ser que otras porciones del tracto reproductor estén infectadas o dañadas manifiestamente. El diagnóstico se basa en palpación rectal apoyado por ultrasonografía, laparoscopia, laparotomía, es­tudios con colorantes, o canulización. Es más probable que la palpación rectal descubra las adherencias o el ensanchamiento de los oviductos y es improbable que identifique modificaciones su­tiles de los mismos.

El tratamiento tiene un valor limitado a no ser que coexistan infecciones como endometritis u otras infecciones del tracto reproductor que puedan ser tratadas con antibióticos, prostaglandinas, o con otra terapia específica. Las lesio­nes circunscritas a un solo oviducto permiten que la vaca sea fecundada cuando la ovulación tiene lugar en ovario del lado contrario y se cree que el oviducto es normal (McGavin, Carlton y Zachary, 2001; Robinson y Huxtable, 1993; Dahme y Weiss, 1984). 


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